Cuando no existe moral

 CARLOS TORANZO ROCA

Cuando no existe moral


Bolivia no sólo vive una crisis del exceso de clientelismo y de prebendalismo estatal, lo que miramos en el presente es más profundo que eso, se trata de la degradación moral del poder por ausencia de ética, por la pérdida total de los valores que guían la convivencia cotidiana. Los esfuerzos por mantener el poder, la angurria por él han cegado a los gobernantes, quienes viven no para buscar el bien común, ni para solventar las necesidades de la gente, ellos viven para acumular, para endiosarse y hacer creer que son los predestinados de llevarnos al futuro, cuando en realidad nos han hecho retroceder. El poder es ciego, eso nos lo demuestra cada día Evo Morales al ordenar al delegado presidencial Arce Catacora que haga todo lo que sea necesario para que el Jefazo vuelva al poder. La realidad no existe para Morales, él sólo mira su imaginario de retorno a la presidencia; sus obsecuentes, incluido el Presidente, se encargan de tapar el sol con un dedo para decir al Supremo que todo marcha sobre carriles en ese proyecto.


Llegaron al poder en 2006 como portadores de nuevos valores, del hombre nuevo, discursaron sobre la ética, sobre el cuidado de la madre tierra, la valorización de los indígenas. En quince años la corrupción es más grande que en el pasado, el respeto a la madre tierra no existe, se impone el desarrollismo extractivista; importa hacer carreteras en parques nacionales para ampliar la frontera agrícola en favor de los cocaleros: centro del poder actual, con todo lo que eso implica. A los indígenas los reprimieron y los “interculturales”, es decir, los cocaleros,  les quitan sus tierras. Al Tribunal Constitucional se le ordena que diga que el gobierno de Jeanine Añez fue inconstitucional, cuando hace dos años ese mismo Tribunal dictaminó que el gobierno transitorio era plenamente constitucional, los tribunos en 2021 no se han sonrojado al borrar con el codo lo que hicieron con la mano al decidir que el gobierno de Añez era constitucional. Es que cuando no existen valores, no puede haber sonrojo cuando se miente y se falsea la realidad.


Se llenan la boca hablando de inclusión social, aplaudida por la cooperación internacional, cuando el país tiene 80% de empleo informal; expresan que la administración pública está en manos de sectores populares, olvidan decir que, en manos de dirigentes sindicales, de dirigentes del MAS, de dirigentes vecinales con prontuarios, ninguno de ellos con el expertise necesario para manejar las competencias de sus cargos. Esas dirigencias, incluida la de la COB, han sido cooptadas con sumas exorbitantes, pero sin tener idea alguna de la administración pública. Al igual que en la época de la democracia pactada, la administración pública está cuoteada, algunos dirigentes masistas o ministros son dueños de muchas reparticiones, entre ellas las que tienen que ver con el manejo de la tierra, la cual se entrega sin sonrojo a los cocaleros, despojando de territorio a los indígenas.  ¿Eso es defensa de la madre tierra?


La degradación moral muestra claramente cómo con sofismas nos quisieron hacer creer que en el caso Zapata no hubo tráfico de influencias, que en el Fondo Indígena no hubo corrupción sino sacrificio por los más pobres, con sofismas nos dijeron que el Proyecto de Legitimación de Ganancias ilícitas era para poner a Bolivia en la vanguardia mundial de la lucha contra el blanqueo de capitales ilícitos, cuando en realidad los gobiernos del MAS son quienes han tenido una mano muy blanda para actuar contra el circuito coca-cocaína, ése que se inicia en el Chapare.


Pero, el sofisma más publicitado por el poder es el golpe de Estado, patraña interesada que se utiliza para habilitar a Evo Morales como futuro candidato a la presidencia. Toda Bolivia lo vio llorar al despedirse del país, llanto acompañado por las lágrimas de García Linera al aceptar que habían renunciado al poder. La patraña de todas las renuncias las armó el MAS para dejar al país en 2019 en un vacío de poder que incite a la petición del “pueblo” para que Morales vuelva al poder. Fallaron sus cálculos;  ahora, tratan de enmendar sus errores acudiendo al sofisma del golpe de Estado. Actúan de esa manera porque no tienen un milímetro de ética ni de vergüenza.  


El resumen de lo que vemos indica que vivimos la época de la degradación moral del poder.

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