Al CAMARADA MOTETE, AMIGO :
Por: Roberto Márquez No porque hayas partido, tu luz es menos alta. El fulgor de tu recuerdo es más brillante cada día. Un recuerdo inmenso sostiene tu escultura de un revolucionario de cepa. De hombre bueno, digno y valiente. Es el aroma de tu tierra, entre el viento y las nubes que esparce tu presencia. No porque estés callado eres silencio. Camarada Motete amigo. Es tu gigante nombre que ilumina la noche, como una estrella súbita, caída en el cielo tarijeño. Estás en todas partes. En el bracero, en el campesino, en el indígena hechos de sueño y bronce . Y en el colorido revuelto en espumosa muchedumbre, en el ser hombre o mujer. . Estás en todas partes, en el azúcar de Bermejo, en gas y el petróleo, en las regalías, en los caminos y sus puentes, y en la sal y las flores, los parques y avenidas, en los peces y las aves; en el aire, el fuego y la tierra. Motete camarada, amigo. Todos te saben de memoria. Rostro de recio bigote que clarea. Y marfil de uva y aceituna en la pie