El golpe fue de Morales

 

El “golpe” fue de Morales

Editorial
Publicado el 29/04/2021

La mentira del “golpe de Estado” que se afana en imponer el Movimiento Al Socialismo (MAS) —pretendiendo borrar el fraude electoral que favorecía a Evo Morales en las elecciones de octubre de 2019, la convulsión ciudadana provocada por ese engaño, la renuncia de las cinco primeras autoridades políticas del país y la huida de los primeros mandatarios a México— apunta también a borrar el descalabro del partido azul.

Ese descalabro seguramente comenzó mucho antes de la crisis de hace 18 meses, se hizo evidente, e irreversible, en el periodo preelectoral de 2020, con los “dedazos”, y alcanzó su punto crítico con la derrota de los candidatos masistas que compitieron con disidentes del MAS para acceder a gobernaciones y alcaldías en las subnacionales.

La evidencia de ese cisma en el MAS resulta de las explicaciones de tres exsenadores disidentes de ese partido cuando se refieren a la crisis institucional de noviembre de 2019 que se resolvió con la sucesión presidencial constitucional y la asunción de Jeanine Áñez al mando del Estado.

Sin esa sucesión, el país se habría hundido en un enfrentamiento fatal entre quienes paralizaban en paz todas las ciudades del país rechazando el fraude, y los movimientos sociales y sindicatos que, instruidos por el entorno de Morales, ejecutaban movilizaciones en muchos casos violentas y siempre amenazadoras, gritando: “¡Guerra civil!”.

Y eso es precisamente lo que pretendían quienes instaron a la violencia e intentaron crear un catastrófico vacío de poder aquellos días. Así lo evidencian las declaraciones de tres senadores masistas de entonces.

“Nos pedían la renuncia de todos los legisladores, nosotros dijimos por qué vamos a renunciar, si la Asamblea tiene que decidir el próximo presidente. La posición dura de Adriana Salvatierra y de Susana Rivero era: la lucha tiene que continuar pase lo que pase. ¿Qué significa pase lo que pase? Exista más sangre o no exista más sangre. Yo digo basta: no puede haber más enfrentamientos, más muertes, más violencia. Termino derramando lágrimas de rabia y de bronca, de cómo se pretendía seguir propiciando el enfrentamiento entre bolivianos. No sé qué paso en ese momento, quizá fue las lágrimas que derramé, pero el 80 por ciento de la bancada del MAS me apoya y dicen que vayamos por la pacificación”, cuenta Omar Aguilar, refiriendo lo que ocurrió en la reunión de la bancada del MAS, el 12 de noviembre de 2019, en una entrevista a Página Siete. Y Eva Copa corrobora esa versión.

“Yo creo que el cálculo que ellos tenían era levantar a los movimientos sociales, generar el vacío de poder, como sucedió en Venezuela, para que retorne Morales, como Chávez, aclamado por las bases”, dice Giovani Alfonsín, otro exsenador que estuvo en aquella reunión.

Eso explica el desesperado afán de imponer la mentira del “golpe”, el caso judicial armado contra Áñez y su irregular encarcelación y la búsqueda de “enemigos” del MAS incluso fuera de las fronteras.

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