Motete, Castro y el PCB: “Memorias Necesarias” tras 50 años sin el Che

Motete, Castro y el PCB: “Memorias Necesarias” tras 50 años sin el Che

Motete, Castro y el PCB: “Memorias Necesarias” tras 50 años sin el Che

Escrito por  Jesús Cantín/El País eN Jul 27, 2017
Motete ya no concede entrevistas. Ya hace muchos años que no las da. Fue el que llegó más lejos de su generación, los ha sobrevivido prácticamente a todos, pero ya no quiere responder preguntas.
Asiste a actos políticos, da su apoyo explícito a ciertas iniciativas, pero ya no quiere hablar de lo que no quiere hablar. Con la publicación de sus “Memorias Necesarias” parece haberse quitado un enorme peso de encima.
Óscar Zamora Medinaceli nació en enero de 1934 y a sus 83 atesora una dilatadísima experiencia política en Bolivia y fuera de Bolivia. Desde los 16 años empezó a sumar cargos en el activismo estudiantil. En 1961, a los 26 ya era parte del Secretariado de la Unión Internacional de Estudiantes con sede en Praga, la organización intelectual joven de la órbita socialista. Desde ahí se codeó con prácticamente todos los potenciales líderes del otro lado del “telón de acero”, aunque se decantó por la ascendencia china de Mao Tse Tung, a quien también conoció. De esa época en la que Motete pasó a ser el dirigente con mayor proyección en el mundo socialista de la Guerra Fría,  una figura le dejó marcado de por vida, ese fue Ernesto Che Guevara.
El Diario del Che en Bolivia es uno de los libros más reproducidos de la historia, un best seller imprescindible de los años de juventud, un documento que da cuenta detallada de las operaciones que el guerrillero más famoso de todos los tiempos desarrolló en el país en el que encontró su muerte hace ahora 50 años. Tras la masacre en La Higuera, el Diario fue a parar de manos de René Barrientos a manos de Fidel Castro, padre de la Revolución Cubana y compañero por excelencia de Ernesto Che Guevara. Antes de su reproducción y difusión mundial, Fidel incorporó una “Introducción necesaria” en la que contextualiza desde el punto de vista político la realidad mundial y la operación en Bolivia.
Con las “Memorias Necesarias. Verdad histórica sobre el Camarada Che Guevara y las traiciones de Fidel Castro”, Motete trata de ajustar cuentas con el comandante cubano a quien acusa de la traición al Che Guevara precipitando su muerte aislado en Bolivia. En realidad Motete no dice nada que no dijera ya a las pocas semanas de la publicación de la Introducción Necesaria en una amplia carta publicada en Presencia el 18 de julio de 1968.
Zamora Medinaceli presentó su libro en la Casa de la Cultura de Tarija, encorvado y recio, envuelto en su chompa de lana y su saco grueso, luciendo su bigote largo zapatista y con el aplauso de su legión de fieles, cada vez más reducida en Tarija pero igual de fervorosa e incondicional que siempre. “No he podido hacerlo antes, porque siempre he estado en la acción. No he tenido tiempo” aseguraba emocionado y casi sin palabras.
Contexto necesario
En los años 60 el mundo se encontraba en plena ebullición. Después de haber superado la depresión de la postguerra, la década de los Beatles, la conquista del espacio y el bikini, registraba unos índices de expansión económica sin precedentes. La división entre el mundo socialista y el capitalista se había consolidado, pero mientras los primeros dudaban de su propia supervivencia y cuestionaban las tesis de Marx sobre el devenir histórico del comunismo, los capitalistas se daban cuenta de que iban ganando. 
El Partido Comunista de la Unión Soviética había optado por el camino de la convivencia pacífica para el desarrollo social a partir del XX Congreso, en 1956, el que inició la “desestalinización” con el nuevo secretario Nikita Jrushchov. En 1961 las nuevas tesis provocaron la ruptura con el Partido Comunista chino y todo un bloque que esencialmente seguía apostando por la vía armada para la liberación popular y vislumbraba más claramente al enemigo imperialista que ya no solo simbolizaba Estados Unidos sino también la propia Unión Soviética. 
En su libro Motete identifica a los que se quedaron con la URSS como “revisionistas” mientras que los que rompieron se consideraron Partido Comunista Marxista Leninista. Este quiebre se repitió en prácticamente todo el mundo. En Sudamérica, que ya había desarrollado experiencias de movimientos nacionales populares contra el poder imperial, como la revolución del 52 en Bolivia y la del 59 en Cuba, por nombrar las más exitosas, se incorporaron estos elementos al debate ideológico.
Bolivia era un símbolo, Cuba se convirtió en un actor principal en la órbita socialista a partir del triunfo de la Revolución nacionalista de Fidel Castro, que con los años se fue acercando más a la disciplina soviética para garantizar su propia supervivencia. Es evidente que el Che Guevara no compartía la política de la cohabitación y subordinaba la acción política a la Liberación Nacional en cada nación.
La conversación con el Che
En medio de todo este debate ideológico tuvo lugar el encuentro a finales de 1964 en La Habana entre Ernesto Che Guevara y Oscar Zamora Medinaceli, un encuentro solicitado por el propio guerrillero y explicado en el libro por el autor con todo lujo de detalles. Motete Zamora a sus 30 años ya cargaba una amplia trayectoria política, se las había arreglado para estar presente en eventos fundamentales de la división, como el Congreso de Estudiantes en Tirana, en Albania, un régimen estalinista condenado por Jruschov y que solo apoyaron China y Bolivia. Es decir, Che Guevara sabía perfectamente a quien estaba invitando a hablar.
La conversación se desarrolló durante 14 horas en una habitación presidida por “un cuadro con la fotografía de Mao Tse Tung y Fidel Castro” y en un marco teórico preacordado: “la defensa inclaudicable del marxismo leninismo, sustento para combatir el revisionismo y las tendencias reaccionarias. Coincidimos plenamente en el hecho que la médula central de la teoría, la doctrina y la práctica revolucionaria es el marxismo leninismo que guía la lucha revolucionaria del proletariado y de todas las clases oprimidas y explotadas, en pos del socialismo y al comunismo a la victoria final en todo el mundo, de acuerdo a la realidad concreta de cada país”.
Así pues, después de un extenso repaso a la realidad sudamericana, Motete detalla concordancias en las visiones respecto a la condena a la deriva de la Unión Soviética, la admiración por Mao Tse Tung y la coherencia internacionalista de China, la exaltación de Stalin, muy cuestionado en aquellas épocas, la desconfianza sobre Luis Corvalán, el chileno alineado a las tesis de Moscú que estaba jugando un rol esencial en el continente y finalmente, la crítica a la deriva del Partido Comunista de Bolivia dirigido por Mario Monje y Jorge Kolle.
La escisión y la incomunicación
Motete Zamora salió de La Habana con la firme convicción de forzar una escisión marxista leninista en el seno del Partido Comunista de Bolivia y que ello contaba con el aval de su admirado Ernesto Che Guevara. No era difícil, ya el líder minero Federico Escobar había afilado sus críticas hacia la triada Monje-Kolle-Otero a los que calificaba como “burócratas con ideología y moral profundamente burguesa que no hicieron méritos en la lucha y cumplían un rol de espionaje para el MNR”.
El 15 de abril de 1965 se funda el Partido Comunista Marxista Leninista en el distrito minero Siglo XX, al norte de Potosí. Federico Escobar es elegido primer secretario y Óscar Zamora Medinaceli segundo secretario. La escisión no fue fácil ni bien recibida desde los poderes centrales del Partido Comunista de la Unión Soviética, que apoyado en el de Cuba, cierran filas y tratan de marginar a los Marxistas Leninistas.
Con la tarea hecha y a pesar de que el Che Guevara defendió su discurso revolucionario en varios frentes, el Che nunca vuelve a entrar en contacto con Motete. Al contrario, Motete detalla dos situaciones particulares que le hacen sospechar. La primera es la forma en la que se negó el acceso a una delegación de ocho bolivianos izquierdistas, entre las que se contaba él y la futura presidenta Lidia Gueiler, en la Conferencia tricontinental en La Habana. 
La otra, más de carácter personal detalla un encuentro casual de su persona con el “Camarada Ricardo”, mano derecha del Che, en junio de 1966 en la esquina de las calles Camacho y Bueno de La Paz. Un encuentro frío y del que Ricardo sale a toda prisa en compañía de Jorge Kolle, el enlace moscovita en el PCB y enemigo esencial de Motete Zamora.
Aislamiento y desastre
Motete ató cabos después. En enero de 1967 muy pocos sabían de la presencia del Che Guevara en Bolivia, pero a su entender, la CIA ya lo sabía y por ello, dice, sufrió una detención violenta por parte de la Dirección de Investigación Criminal en el Hotel Oruro de La Paz, donde cenaba con otros compañeros del Partido Comunista Marxista Leninista como Rudy Cuéllar y Ramiro Velasco.
Motete detalla la detención y las torturas que sufrieron los “tres primeros presos políticos del Régimen de Barrientos”. De ahí fueron trasladados hasta Puerto Moreno, en la provincia Madre de Dios de Pando e internados en una leprosería donde todavía quedaban algunos enfermos. Los militares denominaron al lugar Pekín, en referencia al acerbo ideológico de Motete.
En abril de ese año se empiezan a difundir noticias de que Che Guevara luchaba en Bolivia. En mayo Motete Zamora se declara en extrema huelga de hambre para forzar su traslado a La Paz. En tres días recuperó las fuerzas. Al cuarto escapó. Eran los primeros días de julio. El 8 de octubre el Che Guevara cayó prisionero. El 9 fue asesinado a las 13.10. 
El Che detalla en un pasaje del Diario su encuentro con Mario Monje. “Como lo esperaba, la actitud de Monje fue evasiva primero y traidora después. Ya el partido está haciendo armas contra nosotros y no sé dónde llegará, pero eso no nos frenará, quizá a la larga, sea beneficioso (casi estoy seguro de ello). La gente más honesta y combativa estará con nosotros”.
En otros capítulos también habla de la falta de conexión con “Manila”, quien Motete no duda en equiparar al Comité Central del Partido Comunista de Cuba, responsable de la logística fallida.
“Nunca, en ningún momento, el Che Guevara ni nadie de su entorno se volvió a poner en contacto conmigo”. Palabra de Motete Zamora en un libro imprescindible.
Óscar “Motete” Zamora, la política como ejercicio vital
Hoy por hoy, Óscar Zamora Medinaceli ha pasado a ser parte del patrimonio vivo de Tarija. Un político de largo recorrido con miles de experiencias y aventuras a lo largo y ancho del mundo. De alguna forma se ha superado la polarización que en su momento representaba, y es que Motete Zamora no dejaba indiferente a nadie, o se le amaba o se le odiaba.
Sus inicios están marcados por un profundo compromiso con el movimiento marxista leninista, como detalla en sus “Memorias Necesarias”. Nacido en 1934, en 1951 ya era el Secretario Ejecutivo de la Federación de Estudiantes de Secundaria; del 54 al 58 fue el Secretario Ejecutivo de la FUL en Tarija y durante tres gestiones lo fue de la Confederación Universitaria Boliviana. De ahí es que entre el 61 y el 64 se desempeña como miembro del Secretariado de la Unión Internacional de Estudiantes con sede en Praga y ascendencia comunista.
En esa época funda el Comité Cívico juvenil, las juventudes comunistas de Bolivia, es parte de la Central Obrera Boliviana, escinde el Partido Comunista de Bolivia con la tendencia Marxista Leninista y protagoniza los capítulos detallados en el libro. Nunca dejó la actividad política y en 1970 promueve la Unión de Campesinos Pobres, que toma las armas para luchar contra el latifundio en Santa Cruz y Beni y en 1978 funda el FRI, el Frente Revolucionario de Izquierdas, anticipándose a la tendencia y que agrupa esencialmente a movimientos de izquierda de base marxista.
En toda su carrera ha sido durante 22 años senador, alcalde de Tarija por dos gestiones, Prefecto de Tarija por dos años por renuncia, ministro de Trabajo y embajador de Bolivia en China. 
Pero en la carrera política de Motete Zamora hay un quiebre antes y después de 1992 cuando publicó algunas notas sobre el Che y luego cuando decidió aceptar la candidatura a vicepresidente de la mano del ex dictador Hugo Bánzer Suárez y con quien trabó cierta amistad, pues en el libro cuenta confidencias respecto a mensajes que trasladó desde Fidel Castro a Augusto Pinochet. 
Zamora dice en sus memorias que “lo que vino después de 1992 (…) siguió el camino de la lucha junto a la clase obrera y el pueblo de Bolivia por su Liberación del yugo imperialista, con aciertos y errores que necesariamente tengo que analizar autocríticamente”.
El resultado queda a la espera de otro tomo de Memorias Necesarias o, tal vez, de alguna entrevista.

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