El ciclo de la suerte
Raíces y antenasGonzalo Chávez A.
El ciclo de la suerte
- 29/09/2012
El trabajo del organismo internacional presenta tres escenarios (optimista, medio y pesimista) para el período 2013 - 2015 utilizando las proyecciones para los siguientes productos básicos de venta externa, a saber: petróleo, cobre, hierro, soya, café, azúcar, productos de pesca, carne, frutas y gas natural.
Las estimaciones de la CEPAL muestran que, incluso en el escenario más pesimista, los precios promedio de los productos vendidos por América Latina se mantendrán, en el período de análisis, por encima de sus promedios históricos, aunque estarán por debajo de los valores máximos alcanzados a mediados de 2008.
En el caso optimista, la tasa de variación promedio anual de las exportaciones subirá en un 13,3%. En el escenario pesimista, la reducción media sería de 9,4%. De manera más concreta, veamos las proyecciones para el caso del gas natural, para los años 2013 y 2015. Cabe recordar que este producto representa casi el 45% del total de exportaciones en la economía boliviana.
El escenario optimista vaticina que el mercado internacional pagará 13 dólares por millón de BTU de gas, en tanto, la proyección pesimista establece un precio promedio de siete dólares.
En el primer caso, la tasa de crecimiento anual medio sería de 13%, en cuanto en la segunda opción sería de – 13,7%. Así que a rezar para que el gas siga costando caro y que el gas no se haga gas por falta de inversión en el sector hidrocarburífero.
La continuación del ciclo de la suerte del sector externo de América Latina se explica por el milagro económico chino. En efecto, la fuerte expansión de la economía china, que demandó más materias primas y alimentos, es el dínamo de las exportaciones de la región.
El caso boliviano es emblemático. Entre los años 1990 y 1999, el aumento promedio de las exportaciones estuvo en un 2,6% anual. En la misma época, en América Latina el crecimiento medio fue de 0,9%. Ya en el período 1999 y 2011, en Bolivia las ventas internacionales subieron, también en promedio anual, a 16%. En la región y en el mismo período, la tasa media de crecimiento de las exportaciones estuvo tan sólo en 10,1%. Es decir, la economía boliviana recibió aproximadamente unos 25.000 millones de dólares adicionales, especialmente en los últimos seis años.
Este choque de ingresos positivo no se veía desde los años 70 en el país. Como muestra sólo un botón. A finales de los años 90, las exportaciones totales de minerales no pasaba de 400 millones de dólares. En 2011, las ventas de minerales (80% son plata, zinc y estaño) llegaron a 3.421 millones de dólares, lo que representó el 37,3% del total exportado. Con frecuencia, autoridades del Gobierno atribuyen a su gestión el milagro de la subida espectacular de los precios internacionales, llegan a afirmar que las fuerzas telúricas del proceso de cambio son tan fuertes que inclusive llegan a la China e impulsan su crecimiento. La verdad de la milanesa es que este ciclo favorable del comercio exterior es atribuible a la divina providencia y punto.
Así que, según el informe de la CEPAL, la suerte continuará y las exportaciones continuarán siendo uno de los motores del crecimiento en América Latina en general y en Bolivia en particular, aunque el dinamismo será menor debido la crisis de los países desarrollados y un menor crecimiento en las economías emergentes como Brasil y China.
Pero nada es eterno en la vida, y todo lo que sube algún día baja, así funciona el capitalismo. Y dado que más del 80% de las exportaciones bolivianas depende de la situación de la bonanza externa, es fácil concluir que somos muy vulnerables a los vientos internacionales. Por lo tanto, en un contexto pesimista, sin querer ser aguafiestas, también hay que hacerse las preguntas incómodas: ¿Cómo afectaría a los países latinoamericanos y a Bolivia un quiebre del auge de sus exportaciones de productos básicos? ¿Estaremos preparados para un ciclo de vacas flacas?
En esta situación, siempre es bueno recordar la celebre frase de Miguel de Cervantes, quien decía: “Aquel que no sabe aprovechar la suerte cuando ella viene, no debe quejarse cuando ella pasa”.
Gonzalo Chávez A. es economista.
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